La policía logra detener a un psicópata, quien está relacionado con múltiples secuestros y asesinatos de mujeres. Sin embargo, pronto descubren que no todo es tan sencillo. Pese a estar detenido en la estación, siguen apareciendo víctimas.
La agente Rachel cree que el asesino tiene múltiples personalidades, por lo que inicia un juego de nunca acabar. Marshall se une a un exjuez convertido en vigilante, quien también muestra un exacerbado deseo por frenar al «monstruo». Es una carrera contra el tiempo donde el asesino serial parece estar siempre un paso adelante.